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¿Te gusta el ciclismo? ¿Te has preguntado alguna vez qué factores influyen en tu rendimiento sobre la bici? Pues en este post te voy a contar algunas cosas que quizás no sabías sobre la biomecánica y la fisiología del ciclismo. ¡Sigue leyendo y descubre cómo mejorar tu técnica de pedaleo! Todo ello con referencias bibliográficas para que puedas leer más literatura científica el respecto.

Introducción

El pedaleo es una habilidad que depende de varios factores, entre ellos el punto muerto, la eficiencia y la longitud de la biela. El punto muerto se refiere al momento en que la fuerza tangencial aplicada al pedal es mínima durante el ciclo de pedaleo (Aziz et al., 2014).

La eficiencia es el cociente entre el trabajo mecánico total y el trabajo útil para el avance de la bicicleta (García-López, 2009). La longitud de la biela influye en el rango de movimiento de las articulaciones implicadas en el pedaleo (Rivero et al., 2013). Estos factores han sido estudiados por diversos autores, que han analizado su relación con diferentes estilos de pedaleo (Cejuela, 2007), con el nivel de rendimiento de los ciclistas (Broker, J. P. 2003; García-López, 2009; Sanderson, D. J. 1991; Santalla, A., Naranjo, J., & Terrados, N. 2009) y con la medición de la fuerza aplicada al pedal mediante dispositivos específicos (Kitawaki & Oka, 2013). En este texto se pretende ofrecer un enfoque profesional y divulgativo sobre estos aspectos, respetando las referencias originales.

Las claves

El ciclismo es una actividad que implica la interacción dinámica entre el ciclista, la bicicleta y el entorno. Para evitar lesiones y mejorar el rendimiento, es fundamental elegir adecuadamente los componentes de la bicicleta, como el manillar, el sillín, la biela, etc., y adoptar una buena técnica de pedaleo. (Quintana-Duque, Dahmen, & Saupe, 2015)

El pedaleo es un aspecto clave: consiste en un movimiento circular con un patrón repetitivo de aplicación de la fuerza. Sin embargo, la fuerza que se ejerce sobre los pedales no es uniforme a lo largo del ciclo de pedaleo, sino que varía según el ángulo de la biela. (Quintana-Duque et al., 2015) Por eso, la técnica de pedaleo depende en gran medida de las variaciones de la fuerza aplicada sobre los pedales. (Quintana-Duque et al., 2015) Aunque no hay un acuerdo sobre cuál es la técnica de pedaleo óptima, cada ciclista puede aprender y entrenar diferentes técnicas de pedaleo en un rodillo o cicloergómetro. (Quintana-Duque et al., 2015).

Las técnicas

El ciclismo es un deporte que requiere de una buena técnica de pedaleo para optimizar el rendimiento y la eficiencia. Existen diferentes formas de pedalear, pero las más conocidas son el pedaleo en forma de pistón y el pedaleo redondo.

El pedaleo en forma de pistón consiste en aplicar fuerza solo en la fase descendente de la pedalada, dejando dos puntos muertos en la parte superior e inferior del ciclo (Cejuela, 2007).

El pedaleo redondo, por el contrario, busca aprovechar todo el ciclo de la pedalada, aplicando fuerza tanto en la fase descendente como en la ascendente, eliminando los puntos muertos (Cejuela, 2007). Para facilitar este tipo de pedaleo, se han desarrollado sistemas como los platos ovalados, las bielas Rotor o las bielas independientes (Cejuela, 2007; Lozano et al., 2006). Sin embargo, existe controversia sobre si el pedaleo redondo es realmente más eficaz que el pedaleo en forma de pistón. Algunos estudios afirman que el pedaleo redondo permite aumentar hasta un 30% la eficiencia de la pedalada, al implicar más músculos y reducir la fatiga (Cavanagh y Sanderson, 1986). Otros estudios, en cambio, cuestionan la existencia del pedaleo redondo y sostienen que no hay evidencia de que tirar hacia arriba del pedal mejore el rendimiento (Álvarez, 1995; Gregor, 1976; Hoes et al., 1968; Lanfortune et al., 1983). Lo que sí parece claro es que la eficiencia del pedaleo depende en gran medida de la habilidad del ciclista para mantener una rotación regular y fluida de las bielas (Kitawaki et al., 2012).

Los puntos muertos

Los puntos muertos son aquellos momentos del ciclo de pedaleo en los que se aplica una fuerza tangencial mínima sobre el pedal (Aziz et al., 2014). Hay dos tipos de puntos muertos: el superior, que se produce alrededor de los 0 grados de la pedalada (Top Dead Centre), y el inferior, que se produce alrededor de los 180 grados (Bottom Dead Centre). Algunos sistemas innovadores han intentado reducir el tiempo que la biela pasa por estos puntos muertos. Por ejemplo, los platos ovalados buscan disminuir la carga interna reduciendo el punto muerto de aplicación de fuerzas en el sistema de bielas. Sin embargo, aunque algunos estudios han afirmado lo contrario, las investigaciones más recientes sobre los platos ovalados indican que estos no mejoran la eficiencia del pedaleo (Lozano et al., 2006). Otro caso destacado es el de las bielas Rotor (Lozano et al., 2006), que modifican su ángulo para reducir los puntos muertos de la pedalada. El sistema Rotor permite que antes de que un pedal termine su fase de empuje (0º-180º) el otro haya terminado el recobro y esté situado por delante de la perpendicular (+- 18º). De esta forma, la biela está lista para la fase de empuje (Lozano et al., 2006).

El punto muerto que si tiene verdadera importancia es el que nosotros generamos yes conocido por sus siglas en inglés: DSS (Dead Spot Score), que mide el grado de fluidez del movimiento rotacional del pie en relación al eje del pedal. El DSS indica la presencia de puntos muertos en la pedalada, es decir, momentos en los que se produce una pérdida de energía por una transferencia ineficiente de la fuerza al pedal. Estos puntos muertos pueden deberse a diversos factores, como un patrón de movimiento inadecuado, una postura incorrecta o un talonamiento excesivo. Según el fabricante del dispositivo que mide el DSS, los ciclistas que tienen un pedaleo fluido presentan valores bajos de DSS, lo que implica una mayor eficiencia y menor fatiga (“Dead Spot Score Explained (part 1)”, 2020)(https://blog.leomo.io/dead-spot-score-explained-part-1-13baeb515f83).

La longitud de las bielas

El tema de la longitud de la biela y su influencia en el rendimiento del ciclista ha sido objeto de numerosos estudios científicos. Algunos de los aspectos que se han analizado son la potencia, la cadencia, el consumo de oxígeno, el ángulo articular y el patrón muscular. A continuación se resumen algunos de los hallazgos más relevantes:

  • Un estudio que comparó bielas de 120 mm a 220 mm encontró que las bielas de 145 mm y 170 mm producían la mayor potencia máxima, sin diferencias significativas entre ellas (Martin & Spirduso, 2001).
  • Otro estudio que evaluó el efecto de la longitud de la biela sobre el gasto metabólico concluyó que no había diferencias entre bielas de 150 mm, 165 mm, 170 mm y 175 mm. Sin embargo, las bielas más largas aumentaban la flexión y el rango de movimiento de la cadera y la rodilla, lo que podría tener consecuencias negativas sobre la articulación patelofemoral y el reclutamiento muscular. Por lo tanto, se recomendó optar por la biela más corta en caso de duda (Ferrer-Roca et al., 2017).
  • Un estudio que analizó los cambios en los ángulos articulares a diferentes potencias observó que el tobillo era la única articulación que modificaba sistemáticamente su movimiento. Esto podría afectar a la eficiencia del pedaleo y al desarrollo del síndrome del punto muerto (DSS) (García-López, 2009).

Estos resultados muestran que la longitud de la biela es un factor que puede influir en el rendimiento del ciclista, pero que no existe una medida óptima universal. La elección de la biela adecuada dependerá de las características individuales de cada ciclista, así como de sus objetivos y preferencias. La tecnología actual permite realizar mediciones precisas y personalizadas que pueden ayudar a optimizar el ajuste de la bicicleta y mejorar el confort y la eficacia del pedaleo.

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